Se me ocurre que el espectador es una suerte de comisario desde la recepción y no tanto desde la producción. De manera más o menos inconsciente podría trazarse una línea conceptual en nuestra actividad como espectadores, aunque esto implica el error de reducir el hecho comisarial a la simple elección de unas cosas sobre otras bajo parámetros probablemente temáticos. Se me ocurre entonces todo lo contrario, que es cuando adoptamos nuestra posición como espectadores que podemos exprimir al máximo la promiscuidad. Una promiscuidad en la que podemos incluir tanto el hecho de la aleatoriedad parcial de nuestros gustos como el hecho de quedarnos en casa a causa de una sobredosis de indecisión a la hora de elegir qué ver, qué escuchar, a dónde ir o cuándo relacionarnos con el arte en una ciudad en la que pasan muchas cosas continuamente. Cosas que se solapan con otras cosas. A veces relacionadas con el mundo del arte, a veces relacionadas con otros motores de búsqueda vitales.
Al pensar en una ruta es casi imposible obviar el componente geográfico, componente que podemos intercambiar por otros parámetros que consigan unir los puntos del recorrido. Una ruta por lugares de enunciación parecidos. Una ruta incluye un itinerario, una dirección y un propósito concreto. Cuando ninguno de estos tres elementos existen, podría hacerse otro tipo de ruta. Una ruta desde el deseo. Y el deseo incluye tanto su consecución como su fracaso o su suspensión. Es desde aquí que podría trazarse esta ruta teniendo en cuenta diferentes situaciones:
-Aquellas exposiciones o actividades que uno quiere y puede conocer porque todavía tienen lugar o todavía están por llegar.
-Aquellas que ya no es posible conocer porque han desaparecido a causa de la condición perecedera de lo que sólo existe una vez en el tiempo y en el espacio.
-Aquellas que finalmente han conseguido salir de los apartados anteriores para pasar al satisfactorio apartado de cosas hechas y no por hacer.
Ya que las intenciones del deseo suelen ser mayores que el cumplimiento del mismo, es fácil deducir que los dos primeros apartados superan al tercero en cuanto al tamaño de sus respectivas listas. Pero, en vez de ordenar los puntos de un itinerario promiscuo dentro de cada una de estas categorías, prefiero enumerarlos a continuación en una lista que suma y sigue: Todo está muy caro, Prophetia, Castillos y bodegones, Paisajes Revoltosos, To be precise, 275’59 m2, Meaninful Gestures: Noah Angel in Barcelona, DJ Workshop for Women, La bestia y el soberano, The show must go on, Modus Vivendi, Formas de lo cotidiano…
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Texto de Sonia Fernández Pan (Salamina) para GRAF
