Esta exposición se centra en los últimos bodegones marítimos, absurdos y misteriosos, de Jorge Diezma. Los protagonistas de estos cuadros son peces y frutas, que descansan casualmente sobre misteriosas pequeñas rocas/islas situadas en medio del mar.
Los peces de Diezma están perdidos, a la deriva, en improbables embarcaciones con improbables compañeros, sin ningún destino fijo. Los paisajes que habitan son nublados, sombríos y tormentosos; no son tranquilos y parecen invitar a nuestra mente a una constante e inquieta operación de cavilación y recuento.
El arte de Jorge Diezma logra un delicado equilibrio entre lo inevitable de la tragedia y lo absurdo del humor. Es una mezcla única que cautiva y desafía al espectador, dejando una impresión duradera.
Gracias a la técnica del artista, estos cuadros ponen de relieve el gran potencial comunicativo inherente a la pintura, sugiriendo paralelismos entre el pasado y el presente, resaltando la relevancia siempre perdurable de este género.