El gesto inútil. Irena Visa
«El gesto inútil» de Irena Visa (Banyoles, 1985) es un trabajo de investigación y experimentación material de largo recorrido que se interesa por las falcas; objetos normalmente de forma triangular que se ubican entre dos volúmenes ligeramente separados.
Las falcas son un invento prehistórico con infinidad de usos que ha llegado hasta nuestros días para satisfacer exactamente la misma necesidad que hace miles de años: que nada baile. Que nada se mueva. Que no entre ni salga nada. Las falcas, además, no hacen distinción; todo puede falcarse y todo puede ser falca: un papel doblado, un trozo de baldosa, un recorte de madera. Todo sirve. O casi todo. Esta versatilidad y adaptabilidad no va en detrimento de su reconocimiento. Podemos identificar una falca tan pronto como la vemos. Lo que acaba definiendo la falca, más que el material o la forma, es el gesto.
En los primeros estadios de esta investigación, Irena Visa pone la atención en cosas que aparentemente no necesitan ser falcadas, pero que, mediante este gesto, insinúan un movimiento, un baile en potencia. Este es el caso de la intervención llevada a cabo en las piedras del Cogul en las Garrigues (Lleida) en el marco del Festival Errant en 2023.
En la instalación que presenta en Cultural Rizoma, el gesto (inútil) se genera de forma inversa; la colección de falcas hechas a medida para fijar una serie de objetos y elementos —entre los cuales figuran construcciones megalíticas del Alt Empordà, varios espacios del entorno del Centro Cultural la Mercè (Girona), las puertas de tres instituciones relevantes de la misma ciudad, una grieta de Les Estunes (Pla de l’Estany) y partes del cuerpo de la artista— están hechas con un material que, por su naturaleza, no sirve para falcar: la porcelana. Es, por lo tanto, un esfuerzo de construcción improductivo que deriva en unas falcas que, por su inutilidad, no pueden ser leídas como nada más que como objetos artísticos.
En la exposición, esta colección de falcas de porcelana dialoga con la colección personal de falcas de Irena Visa —robadas y regaladas— y con una pieza de papel dorado que recoge las marcas que resultan de plegar este mismo papel para falcar la puerta que da acceso al espacio de Cultural Rizoma en Celrà.
