Juan Navarro y Óscar Cornago exploran la experiencia del público como medio y motivación para el proceso, en transformación constante, de la curación. La obra es un diálogo entre un actor y un académico, que recoge las acciones de Navarro desde finales de los años noventa y cuestiona la condición del conocimiento pasado y presente, comparándola con la experiencia como historiador y teórico de las artes de Cornago.

Curar significa cuidar y criar: cuidar y criar sueños, traumas y obsesiones, curar heridas y momentos en todo su cariz incierto; lo que menos sabemos de nosotros mismos, del lugar en el que estamos, del devenir de este proyecto. La curación infinita es la línea de huida hacia dentro para conseguir estar más hacia fuera.

La pieza se pregunta sobre qué significa salir al escenario, ponerse frente al público, y qué significa ser público. ¿Puede ser el público una forma de curación, una fuente de curación, de cuidado, de miedos y de atenciones, una forma de celebrarnos?