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Escenes quotidianes 2. Marcià Codinachs

Elaborar un mundo interno… paralelo a la realidad y a la vez crítico con ella. Un mundo coherente conmigo, con mi evolución personal. Digo “interiores” porque para mí todo es interior, porque con mis pinturas me siento conmigo. No es que el hecho de pintar me abra una ventana al mundo, ¡no!, al revés, pinto de fuera hacia dentro. Lo que veis es mi interior. La realidad es fugaz, inaprensible. Lo que queda son las huellas en cada persona. De hecho, este es el gran dilema entre realidad y mundo interior, dos mundos paralelos. ¿Ambos verdad? Evidentemente no, el mundo exterior es cambiante y fugaz, y nadie lo ve igual, el mundo interior es totalmente verdad y único.

He querido agrupar en esta exposición cuatro piezas que muestran esta tendencia primeriza hacia la interioridad: La casa d’AvinyóLa casa de la RiberaJugando a cartas en Marrakech, y Una mala noche. Además de un par de piezas de encargo: Mercado de Abudja y La Mezquita de Sarjah.

Presento también 4 piezas totalmente inéditas. Dos perspectivas del PFC d’arquitectura, y los dos dibujos que conformaban el proyecto presentado en el ILAUD (Urbino). Las cuatro piezas hechas a cuatro manos con Enric Miralles. También El niño solo, uno de los primeros cuadros (1970) y, en memoria de mi madre, un paisaje suyo.

Escenes quotidianes 2. Marcià Codinachs
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