Para su 18ª edición, SWAB Barcelona da un giro simbólico y estructural: comienza una nueva dirección, un cambio de ciclo y una reafirmación de su espíritu fundacional. En este Apropos hablamos con Carolina Díez-Cascón sobre este momento de cambio, las tensiones del mercado y el papel de las prácticas independientes en un sistema en transformación.
Swab 2025 se enmarca bajo el símbolo del “solsticio”, un momento de cambio que marca el fin de un período y el inicio de otro. Cuando se habla del solsticio como imagen de este cambio, ¿a qué se hace referencia? ¿Es un cambio de ciclo simbólico?
Creo que nos encontramos ante un verdadero cambio de era. Se trata, en definitiva, de un progresivo alejamiento de lo humano en nuestras sociedades, donde el crecimiento económico se erige como único símbolo de progreso, relegando la cultura y el arte a su condición transformadora. El arte no puede continuar concibiéndose de esta manera: no es posible pedir a las nuevas generaciones que se acerquen al coleccionismo cuando ni siquiera pueden acceder a una vivienda. El cambio, creemos, pasa necesariamente por devolver el arte a la comunidad, a su función social como espacio de creación, encuentro y disfrute colectivo.
En un ecosistema artístico marcado por la precarización, las desigualdades sistémicas y la emergencia climática, optar por la autogestión, la colaboración y las redes solidarias no parece solo una cuestión formal o estética, sino un posicionamiento activo. Cuando desde SWAB se eligen estos formatos, ¿es una declaración política?
El futuro de los jóvenes está hoy atravesado por la precariedad: no solo en el ámbito artístico, sino también en la vida cotidiana. Se trata de trazar caminos compartidos, de crear espacios de aprendizaje mutuo donde nutrirse colectivamente y hacer de la vulnerabilidad un motor creativo. Allí emerge una fuerza nueva: una creatividad capaz de transformar la fragilidad en potencia colectiva, de abrazarse, unirse y acompañarse en el trayecto.
El arte como bien común, como herramienta de transformación, como espacio colectivo, es una idea potente en muchos discursos contemporáneos. Pero una feria, por definición, opera dentro de las lógicas del mercado: hay entradas, precios, ventas, visibilidad. ¿Qué gestos se hacen desde SWAB para sostener esta tensión entre función pública y realidad económica?
Una de las confusiones más extendidas de los últimos años, fruto de una mirada excesivamente mercantilista, es reducir una feria a un simple espacio de venta. Pero, por definición, una feria es antes que nada un espacio de encuentro, un foro.
Mercado y creación deben convivir dentro de un ecosistema equilibrado y sostenible: el mercado debe permitir que los artistas puedan vivir de su práctica y garantizar el respeto hacia los profesionales de la cultura, pero al mismo tiempo no puede anular ni sofocar la libertad creativa. Swab, como todo proyecto, necesita encontrar ese punto de equilibrio.
En Swab esto se concreta en gestos estructurales y simbólicos: dar cabida a proyectos independientes y autogestionados junto a galerías consolidadas; ofrecer programas que acompañen al artista y los espacios participantes en su desarrollo a través de charlas, talleres y espacios de debate; apostar por formatos colaborativos que impliquen a la comunidad y establecer puentes interterritoriales e interdisciplinarios. Entendemos la feria no como un fin en sí mismo, sino como un instrumento activo al servicio del arte, de los artistas y de la sociedad.
Crear comunidad se ha convertido en una palabra de moda: todo el mundo habla de ello, pero no siempre se practica. En SWAB, hay un cierto tejido vivo: relaciones que se prolongan, complicidades y colaboraciones. ¿Cómo se cuida este espíritu sin que se convierta en una estrategia de marketing?
Siempre es un reto, y somos conscientes de que muchas veces no hacemos lo suficiente. Pero justamente estos momentos nos han servido para recolocarnos, para volver a mirar de cara la tensión entre la voluntad de defender unos valores y la necesidad de sobrevivir, una lucha que compartimos con todo el sector. La honestidad de reconocer los límites y la voluntad de preservar, dentro de esta precariedad, una comunidad real y no solo una imagen amable.
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Los APROPOS son contenido hechos a propósito de alguna cosa que está sucediendo en nuestro contexto artístico. En esta ocasión, entrevistamos a Carolina Díez-Cascón, directora de Swab, con motivo de la 18a edición de la feria.
Fotografía: Alfonse Chiu