Mey era el nombre de una barca. La bautizaron en el barrio de la Barceloneta, vivió, navegó y, un día, la quemaron. Solo se salvaron, de entre los contenidos de esta barca de pescadores, una campanita, una estatuilla de la Virgen del Carmen y el timón. Para esta sesión especial de Cocina Abierta, invocaremos redes, calderos de hierro, cazuelas, porrones y cántaros, grúas y sirenas, campanitas al viento de la intemperie, amiga siempre. Los alimentos que cocinaremos en esta ocasión provienen de las dos únicas barcas de pesca de artes menores que siguen faenando hoy en día en el Puerto de Barcelona. Llorenç Barber (músico y compositor) y Marina Monsonís (artista y activista por la soberanía alimentaria) nos sumergen en un ritual de proximidad, cuidado y cocina de mar serena y sonora. Una ceremonia que honra —pura magia— la vida de las barcas artesanales antes de su quema en la Barceloneta y de la reciente demolición de la antigua lonja de pescadores.

Como decía el músico Carles Santos: «Barca, suquet i pa que mai mos falte!» [¡Barca, suquet y pan que nunca nos falten!»].