Las flores que crecen en el abismo que soy
Son flores que anticipan un nuevo mundo. Un mundo expansivo, queer y transcultural. Por eso mismo se autoconstruyen desafiando todo orden natural, todo origen. Lo hacen desde procesos abiertos, cruzados o mutantes a través de materiales híbridos que apelan a lo inclasificable. Aunque brotan en una primavera incierta sacudida por el sueño de la razón, reivindican una monstruosidad disidente, nuevas fantasías u otras mitologías posibles como refugio desde donde imaginar al mañana. Estas once obras finalistas en la Convocatoria Miquel Casablancas 2025 de Sant Andreu Contemporani prefiguran las transformaciones futuras de las nuevas generaciones de artistas, transformaciones que parecen apostar por la suavidad del peligro. Apenas somos capaces de iluminarlas en el abismo que crecen, pero desde allí nos hablan.
